Cuánta alma abierta
al desdén de la tierra.
Cuánta alma deslizada a la nada.
Alma que encierra
tiempos y calla cielos.
Alma que ama y sueña, es verdad,
es creencia y levedad.
Alma adherida a la tierra,
es alma callada de amor
conjuntada a la del cielo en su fervor,
como a la del tiempo
es vida sin más clamor.
Cuánta alma aferrada a la nada.
Cuánta alma acariciada sin leyes.
Alma de silentes tiempos
asentada a los corazones.
Alma de sedientos cielos
sin turbias nubes.
Alma de cruces
cuando lágrimas llueven
de antecedentes de amores.
Y no son vistas
a las antorchas de luces,
la misma que amamos
en canto de linces.
Cuánta alma caminada
a la sed de amor,
la que enciende de paz
y luz en sabiduría,
cuando se ama amando
en liturgias del cielo…
Autora:Lucía Pastor De libro Tiempos y Caminos II
No hay comentarios:
Publicar un comentario